se queda en el papel.
Siempre abre sus alas
cual fulgente mariposa
y se transforma en suspiros,
caricias y besos.
Inspira versos,
conspira canciones,
acolita idilios
y crea romances.
Y aunque no puede el escritor
abarcar su grandeza,
el pintor dibujar
su sensibilidad
o el poeta describir
su hermosura;
siempre habrá un alma enamorada
que hará del amor su fuerza,
su motivo y razón;
la luz de los días sin sol.
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