Ya murió la oscuridad y se alejaron las sombras,
se fueron las nubes grises despejando el cielo azul,
las mañanas en tinieblas que encerraban a mi alma
se extinguieron poco a poco con el brillo de tu luz.
El día pasó sin prisa y luego llegó la noche,
pero ya no esa noche fría de soledad y amargura,
sino una noche de estrellas que coloreaban el cielo
y alumbraban ya sin tregua mi otrora existencia oscura.
Ahora siento aquella llama renaciendo aquí en mi alma,
esa llama del amor que creí que había perdido.
Por fin veo brillar el sol y percibo una gran luz
que guía todos mis pasos e ilumina mi camino.
Hoy me siento muy feliz al descubrir un nuevo día
y este amor que a mí ha llegado, me ha dado felicidad.
En mi alma ya no hay miedo, ni soledad, ni tristeza,
en mi alma ya no hay sombras, ya murió la oscuridad.
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