mientras los grillos socavan en la soledad de mi alma.
Mudas en su velo oscuro palidecen las estrellas
y se empaña en nubarrones la otrora luna de plata.
Narraría otras realidades si ella estuviera conmigo;
no habría brotes de tristeza, ni gélidas madrugadas.
La felicidad que añoro, y que hoy se ausenta en mi camino
vestiría de plenitud si me abrigara su mirada.
Quisiera hallar el retorno a la tersura de sus manos,
abandonar la existencia bajo el candor de sus alas,
y sentir cerca de mí su corazón de paloma
y la suave y también dulce vibración de sus palabras.
Con ella no habría penumbras, ni vacíos, ni ansiedades,
y cada luz del crepúsculo se envolvería de fiesta.
Pero es tan mortal su ausencia que no sé sinceramente,
cuánto más puedo aguantar otras noches como esta.
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