Señora poesía
así te llamo porque así te siento
siempre en tu puesto, madura y elegante.
Capaz de impresionar a quien llega a descubrirte
capaz de enamorar a quien llega a conocerte
capaz de ilusionar a quien llega a idealizarte
capaz de enloquecer a quien cree poseerte.
Señora poesía
a veces tan distante como la piel de una estrella
a veces tan cercana como el frío de este invierno.
Antes de ti nadie vive realmente
después de ti nadie queda indiferente
contigo nunca nada vuelve a ser como antes.
Señora poesía
tu voz lleva el ritmo de la impredecible brisa,
a veces de todos, a veces de nadie.
Solo tú puedes ser tan propia y tan ajena
y contener el sentimiento del mundo en tu regazo.
Consejera y confidente, forjadora de ilusiones,
cómplice y reveladora de las misterios del alma.
De repente eres luz, serenidad y ternura
y de repente te envuelves en tu sombra más oscura
y todo lo llenas de sigilosa nostalgia.
Señora poesía
porque eres señora y porque así te veo
a pesar de aquellos que manchan tu nombre
los que han intentado corromper tu esencia
los que se han empeñado en manipular tus líneas
y utilizar tus alcances para sus fines siniestros.
Dado tu excelso valor no faltará el que se ufana
de presumirte en público o deshonrarte en privado,
pero yo sé muy bien, señora poesía
que en el fondo de tu ser conservas la pureza
y que jamás se ha pervertido alguna de tus formas.
No faltará tampoco el que se tome atribuciones
de decidir quiénes pueden acampar bajo tus letras
privatizando la luna, monopolizando el cielo
y ocultando tus virtudes a las gentes más sencillas.
Son los mismos que al final solo te ha utilizado
y se han valido de tu encanto en su propio beneficio.
Pero lo sabes muy bien, que a tus alas no hay encierro
y no hay fuerza que encadene la inspiración de un poeta.
Y si es cuestión de ser sinceros
yo tampoco soy muy digno
de disfrutar tu belleza y llevarte de la mano
pero aun así me atrevo a circundar en tu mundo
y añadirle a tu gran velo uno que otro burdo verso.
y encomendarle a tus musas uno que otro ciego anhelo.
Hay amores
Hay amores que dejan en la piel las huellas de los besos
y otros que marcan el alma con profundas cicatrices.
Hay amores tan constantes que hasta parecen eternos
y amores tan fugaces de los que jamás se escribe.
Hay amores tan cercanos como el palmar y la brisa
y amores tan distantes como el plinto y la cornisa.
Amores que se esconden en sábanas clandestinas
y amores que se exponen a plena luz del día.
Amores que se expresan de una y mil maneras
y amores que reprimen todo rastro de existencia.
Amores que se exhiben cual magnánimo trofeo
y amores que se guardan en silencio y en secreto.
Amores que nos dan vida y amores que nos la quitan
amores que son tormento y amores que son caricia.
Amores que nacen y amores que mueren
Amores que viven y amores que matan.
Y también está este amor indescriptible y extraño,
que no sé dónde ubicarlo, que no hay cómo definirlo,
ni en un verso o un tratado, ni en un grito o un silencio,
ni en un sueño o un suspiro, ni en un canto o un lamento.
Amor tan desconcertante y de inéditas facciones
tan profundo en sus raíces y tan distante en sus frutos.
Que no se puede decir, pero tampoco callar,
que no se puede mostrar, pero tampoco ocultar.
Amor presente y ausente, amor que es propio y ajeno,
amor que quiere mostrarse, pero no debe sentirse.
Amor que quiere nacer para ver la luz del mundo
pero que al menos por ahora debe morir en las sombras.
y otros que marcan el alma con profundas cicatrices.
Hay amores tan constantes que hasta parecen eternos
y amores tan fugaces de los que jamás se escribe.
Hay amores tan cercanos como el palmar y la brisa
y amores tan distantes como el plinto y la cornisa.
Amores que se esconden en sábanas clandestinas
y amores que se exponen a plena luz del día.
Amores que se expresan de una y mil maneras
y amores que reprimen todo rastro de existencia.
Amores que se exhiben cual magnánimo trofeo
y amores que se guardan en silencio y en secreto.
Amores que nos dan vida y amores que nos la quitan
amores que son tormento y amores que son caricia.
Amores que nacen y amores que mueren
Amores que viven y amores que matan.
Y también está este amor indescriptible y extraño,
que no sé dónde ubicarlo, que no hay cómo definirlo,
ni en un verso o un tratado, ni en un grito o un silencio,
ni en un sueño o un suspiro, ni en un canto o un lamento.
Amor tan desconcertante y de inéditas facciones
tan profundo en sus raíces y tan distante en sus frutos.
Que no se puede decir, pero tampoco callar,
que no se puede mostrar, pero tampoco ocultar.
Amor presente y ausente, amor que es propio y ajeno,
amor que quiere mostrarse, pero no debe sentirse.
Amor que quiere nacer para ver la luz del mundo
pero que al menos por ahora debe morir en las sombras.
¿Y la poesía?
Ya encontré la manera de enterrar los suspiros
en cofres de negra resignación.
Ya ahogué en mis lágrimas
los momentos que compartimos,
los lugares que visitamos
y las fechas especiales
que son todas las vividas
contigo, en ti y por ti.
Ya descubrí como quemar
las palabras en el fuego de tu ausencia.
Lo que te dije, lo que no te dije,
lo que te oculté y lo que te grité al oído.
Todo ha sido lanzado a la hoguera
que se alimenta de tu olvido
y lo curioso es que las llamas
se acrecientan día a día.
¿Y la poesía?
¿dónde dejo la poesía?
¿cómo se deshace un verso que se ha grabado tan dentro
y tan profundo en el alma?
¿cómo se socava el rastro de un soneto construido
en el fulgor de tu mirada?
Tanta poesía…
¿qué hago con la poesía?
llévatela tú,
llévatela lejos,
para qué quiero estas letras ordenadas en tu nombre,
para qué quiero estas líneas en el eco de tu ausencia.
Y más si después de todo en cada verso sigues viva,
presente e inspiradora
y me dueles, y me quemas, y te leo y me consumes
al sentirte aquí y ahora.
Y todo porque has empapado mis silentes manuscritos
con tu voz cautivadora
y todo porque has pigmentando todas mis líneas obscuras
con el halo de tu aurora
y sobre todo, mi vida, porque has teñido mis letras
en tu matiz trascendente
y hasta mis horas futuras están todas ya marcadas
con tu presencia indeleble.
Y aunque borrara tu poema de mi piel
y tu piel de mis poemas
no podría sacarme nunca de mis ingentes recuerdos
lo profundo de tu esencia,
y más cuando has eternizado hasta mis liras efímeras
en mi pecho ahora abierto
y he escrito tu nombre con letras de fuego
en mi corazón.
en cofres de negra resignación.
Ya ahogué en mis lágrimas
los momentos que compartimos,
los lugares que visitamos
y las fechas especiales
que son todas las vividas
contigo, en ti y por ti.
Ya descubrí como quemar
las palabras en el fuego de tu ausencia.
Lo que te dije, lo que no te dije,
lo que te oculté y lo que te grité al oído.
Todo ha sido lanzado a la hoguera
que se alimenta de tu olvido
y lo curioso es que las llamas
se acrecientan día a día.
¿Y la poesía?
¿dónde dejo la poesía?
¿cómo se deshace un verso que se ha grabado tan dentro
y tan profundo en el alma?
¿cómo se socava el rastro de un soneto construido
en el fulgor de tu mirada?
Tanta poesía…
¿qué hago con la poesía?
llévatela tú,
llévatela lejos,
para qué quiero estas letras ordenadas en tu nombre,
para qué quiero estas líneas en el eco de tu ausencia.
Y más si después de todo en cada verso sigues viva,
presente e inspiradora
y me dueles, y me quemas, y te leo y me consumes
al sentirte aquí y ahora.
Y todo porque has empapado mis silentes manuscritos
con tu voz cautivadora
y todo porque has pigmentando todas mis líneas obscuras
con el halo de tu aurora
y sobre todo, mi vida, porque has teñido mis letras
en tu matiz trascendente
y hasta mis horas futuras están todas ya marcadas
con tu presencia indeleble.
Y aunque borrara tu poema de mi piel
y tu piel de mis poemas
no podría sacarme nunca de mis ingentes recuerdos
lo profundo de tu esencia,
y más cuando has eternizado hasta mis liras efímeras
en mi pecho ahora abierto
y he escrito tu nombre con letras de fuego
en mi corazón.
A tu silencio
Me extraña tu silencio
mientras ignoras mis gritos.
Me extrañan tus ausencias
tan frías y prolongadas.
Me extrañan tus olvidos
cuando yo más te recuerdo.
Me cae tu indiferencia
como un puñal en el pecho.
Siento que paso mi vida
tras la estela de tu estrella
sembrando sin hallar fruto
cayendo sin tocar fondo.
Bogando en la incertidumbre
en el buscarte y no hallarte
ante el latente temor
de quedarme amando solo.
Por eso también callo
por eso ahora me ausento
para llamar tu atención
y que tal vez me eches de menos.
Y para ver si te das cuenta
reprimiré todos mis versos
y para ver si te conmueves
aquí guardaré silencio.
Y no es que ya no quiera
llamarte o escribirte.
Y no es que ya no pueda
buscarte y encontrarte.
Simplemente no debo
ansiarte sin tenerte.
Simplemente no aguanto
vivir sin alcanzarte.
mientras ignoras mis gritos.
Me extrañan tus ausencias
tan frías y prolongadas.
Me extrañan tus olvidos
cuando yo más te recuerdo.
Me cae tu indiferencia
como un puñal en el pecho.
Siento que paso mi vida
tras la estela de tu estrella
sembrando sin hallar fruto
cayendo sin tocar fondo.
Bogando en la incertidumbre
en el buscarte y no hallarte
ante el latente temor
de quedarme amando solo.
Por eso también callo
por eso ahora me ausento
para llamar tu atención
y que tal vez me eches de menos.
Y para ver si te das cuenta
reprimiré todos mis versos
y para ver si te conmueves
aquí guardaré silencio.
Y no es que ya no quiera
llamarte o escribirte.
Y no es que ya no pueda
buscarte y encontrarte.
Simplemente no debo
ansiarte sin tenerte.
Simplemente no aguanto
vivir sin alcanzarte.
Más allá
Regálame algún día de estos
algunas horas de más
para descubrir contigo
lo que se siente al estar
bajo tu manto estrellado
con esas notas sencillas
de aquella vieja guitarra
y de tu voz angelical
la que conquista al cantar
al hablar o al callar
pues qué más da
si hasta tu mismo silencio
es poema aquí tan dentro
porque te puedo anhelar
y te puedo descifrar
más allá de tu verdad
y de mi propia realidad
la misma que ahora me dice
que solo puedo soñar
con que un día de estos
me des ya sin vacilar
algunas horas de más
más allá de mis deseos
más allá de tu amistad.
algunas horas de más
para descubrir contigo
lo que se siente al estar
bajo tu manto estrellado
con esas notas sencillas
de aquella vieja guitarra
y de tu voz angelical
la que conquista al cantar
al hablar o al callar
pues qué más da
si hasta tu mismo silencio
es poema aquí tan dentro
porque te puedo anhelar
y te puedo descifrar
más allá de tu verdad
y de mi propia realidad
la misma que ahora me dice
que solo puedo soñar
con que un día de estos
me des ya sin vacilar
algunas horas de más
más allá de mis deseos
más allá de tu amistad.
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