Llegaste a mí como brisa suave,
tocando mi alma con tu dulce voz.
Yo cerré mis ojos y sin darme cuenta,
fui abriendo las puertas de mi corazón.
Y empecé a quererte cada día más
y empecé a buscarte cada despertar.
A soñar contigo en todo momento
a dibujar tu nombre y el mío en el viento.
Y ya nada puedo hacer
sin medida me entregué,
a tus besos y a tu ser
a tu forma de querer.
Y así nació un nuevo canto
bajo la lluvia dulce de abril.
Mi poesía se hizo canción
y mi canción es para ti.
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