Mis mejores poesías nacieron en tu boca,
mis líneas más idealistas se acunaron en tus brazos;
mas hoy que no te tengo me atrevo a confesarte,
que mis versos más sentidos afloran en tu ausencia.
Contigo emergió el verso como la primavera
y volaron las palabras de mi boca hasta tu oído;
en tu puerta se instalaron canciones sin melodía
que para ti eran murmullos, mas para mí eran la vida.
Y llegó el día en que esas prosas de verbos tan coloridos
se ensombrecieron de angustia al saber de tu partida.
Lo que brotó en tu presencia, lo que floreció en tus labios;
se marchitó por tu ausencia, se desvaneció en tu olvido.
Quedaron las odas grises, sin rima y sin armonía,
las que se forjan con lágrimas, las que duele concebirlas;
los poemas que se inspiran empapados de nostalgia
que para ti serán lamentos y para mí, lenta agonía.
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